Juan Negrín López, Las Palmas de Gran Canaria 1892 – Paris 1956, medico, profesor de fisiología, poliglota, afiliado al PSOE, diputado desde 1931, Ministro de Hacienda y de Defensa Nacional, Presidente del consejo de Ministros durante la guerra desde el 17 de mayo de 1937 hasta 1946. Conocido en la memoria republicana por las lentejas para “los hijos del doctor Negrín”. Gran desconocido hoy, olvidado y desprestigiado por la propaganda franquista con las mentiras difundidas por el “oro de Moscú”.
El levantamiento anarquista en mayo de 1937, en Barcelona, ocasiona una crisis del gobierno, dimite Largo Caballero y el Presidente Azaña lo nombra para hacerse cargo. Hombre de gran actividad reorganiza el gobierno y crea la consigna “Resistir es vencer”. No duda en sus decisiones, cree en la Republica y en el Ejercito Popular para obtener la victoria frente los sublevados, proponiendo nuevas ofensivas militares.
Desarrolla una política para la economía de guerra, reorganiza la industria bélica, consigue el control de las fronteras, la libertad de culto, suministrar nuevo armamento al ejercito, combinado con incansables misiones diplomáticos a las cancillerías europeas y a la Sociedad de las Naciones para defender el gobierno democrático de la República. En abril de 1938 propone la tesis de los “Trece puntos”, para explicar los objetivos de la guerra. Estaba convencido que al estallar la inminente guerra en Europa, las potencias democráticas ayudarían a la República española frente a la invasión de los ejércitos alemanes e italianos.
Sus ultimas palabras en España fueron en el discurso que hizo en la ultima sesión de las Cortes, reunidas en el castillo de San Fernando en Figueras el 1 de febrero de 1939.
“Cuando se hace una guerra, Sres. Diputados, se busca llegar a la paz; se busca llegar a la paz, siempre, pero sobre todo, cuando la guerra no se ha querido, cuando la guerra ha sido impuesta. Y la paz nunca se logra exclusivamente en el terreno militar, sino que se logra cultivando un factor psicológico entre los combatientes de la parte adversaria y cultivando también, o difundiendo en el orden internacional, el problema de la cuestión que se defiende. Éste ha sido el afán, desde el primer momento, del Gobierno español: el hacer ver al mundo qué es lo que aquí se disputaba, el hacer ver a nuestros conciudadanos del otro lado, amigos o enemigos, cuáles eran nuestros propósitos. Porque, no nos hagamos ilusiones, señores Diputados: nosotros, los españoles, no luchamos, no estamos metidos en una guerra civil por una cuestión de ideas, por un problema ideológico o político; no, nosotros estamos luchando por la independencia de nuestro país, que sabemos que, de no triunfar nosotros, será avasallado y explotado por extranjeros”.
Joaquín Soler, desde Cataluña en busca de la Memoria Perdida, nos hemos desplazado a la localidad de Camprodon en el norte de Girona para recorrer la exposición “Un canario en la historia, un Presidente en Camprodon” organizada por el investigador Lluis Brassaganya. A continuación nos explica que hacia Juan Negrín en 1938 en la vivienda el Robreral del passeig Maristany.